La vida está repleta de problemas. ¡Y de soluciones! Porque, sobre todo, la vida está llena de personas que piensan constantemente en ideas para hacer frente a esos retos. Desde el bebé de unos meses que está tramando cómo escaparse de la cuna hasta el anciano que se apoya sobre el carro de la compra para poder salir a pasear. Por eso el ser humano es un ser creativo e innovador, por naturaleza. Ahora bien, la innovación y la creatividad en los procesos, sobre todo en las empresas, no es algo que se pueda dejar a la improvisación. Hay que entender cómo se están llevando a cabo esas soluciones que tomarán forma de producto, servicio, experiencia o comunicación y, lo más importante, cómo se puede optimizar el método para conseguir mejores resultados. Y para eso nace el Design Thinking.
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