Design Thinking o cómo diseñar mejores soluciones
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Design Thinking o cómo diseñar mejores soluciones

La vida está repleta de problemas. ¡Y de soluciones! Porque, sobre todo, la vida está llena de personas que piensan constantemente en ideas para hacer frente a esos retos. Desde el bebé de unos meses que está tramando cómo escaparse de la cuna hasta el anciano que se apoya sobre el carro de la compra para poder salir a pasear. Por eso el ser humano es un ser creativo e innovador, por naturaleza. Ahora bien, la innovación y la creatividad en los procesos, sobre todo en las empresas, no es algo que se pueda dejar a la improvisación. Hay que entender cómo se están llevando a cabo esas soluciones que tomarán forma de producto, servicio, experiencia o comunicación y, lo más importante, cómo se puede optimizar el método para conseguir mejores resultados. Y para eso nace el Design Thinking.

notas de colores con ideas

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¿Qué es el Design Thinking?

Llamamos Design Thinking o Pensamiento de Diseño a una filosofía, un enfoque de trabajo, que va más allá de una serie de herramientas concretas. El término lo popularizó la consultora estadounidense IDEO, aunque, como ellos mismos dicen, no fueron quienes lo inventaron. De hecho, aseguran que no existe una única definición para el concepto, que ellos describen como “una manera de resolver problemas mediante la creatividad”. Por eso, más que crearlo, su aportación fue conceptualizar un método que sirve de guía para cualquier proyecto, personal o empresarial, en el que se trabaje con personas y se quiera llegar a la solución de un problema.

Por y para las personas

La primera base o clave fundamental del enfoque es que está centrado en las personas. La empatía manda. Hay que ponerse en los pies del usuario que tiene el problema, solo así se puede satisfacer su necesidad. Por eso en BdR antes de emprender un proyecto nos tomamos muy en serio la fase de documentación y de conocimiento del usuario. Como en el proyecto de este gimnasio para el que identificamos los distintos perfiles de sus socios.

Además, se ha de llegar a la solución en un ambiente colaborativo. Es decir, el Design Thinking cree en el trabajo en equipo. Y del bueno. No en ese que es una suma de tareas individuales, sino en el que se trabaja codo con codo, en un entorno de enriquecimiento mutuo y de crítica constructiva para abordar un desafío común. Y si los integrantes del grupo tienen perfiles distintos, aún mejor (así ocurre en nuestro equipo).

Ahora bien, los primeros outputs o frutos que se generen difícilmente van a ser el resultado definitivo. Para eso hay que probar, probar y probar. Es lo que defiende esta filosofía y lo que la asemeja de otras aproximaciones de trabajo actuales como la metodología agile. Porque es lo que verdaderamente funciona. Crear prototipos y experimentar con ellos para testear cómo interactúa con ellos el usuario.

Y como en el proceso de prueba es donde se detectan los fallos, por último, pero no por ello menos importante, se trata de un método que valora el error. Porque es una oportunidad de aprendizaje. Porque somos humanos y nos equivocamos. Y esto no es una limitación, se trata de un enfoque optimista. Cualquiera, siguiendo estos principios, es capaz de generar un cambio para bien, no importa lo grande o pequeño que sea, que mejore su entorno y la vida de los que le rodean a través de lo que ha diseñado. Aunque hoy en día no solo importa hacer un cambio, también es necesario saber comunicarlo para que genere un impacto.

Pero, ¿por dónde empezar? ¿Y cómo seguir?

prototipos de aplicación

Los 5 pasos clave y algunas técnicas recomendadas

El Design Thinking propone cinco etapas para trabajar un proyecto:

  1. Descubrimiento. Para abordar un reto antes hay que entenderlo en profundidad. Para ello es importante preparar un proceso de investigación que mejor se adapte al problema y recoger inspiración de diversas fuentes. Una buena manera de hacerlo es a través de un ejercicio de inmersión. Sé parte del entorno en el que trabaja, vive y se encuentra el usuario para el que estás diseñando. Invierte tiempo en observar, escuchar y anotar in situ sus problemas, deseos y necesidades.
  2. Interpretación. Una vez que se ha aprendido sobre el tema, hay que saber encontrar el sentido, las historias que ayudan a explicarlo, y definir las oportunidades que se extraen de ahí. Te recomendamos utilizar la técnica de los 5 Whys, por la que de cada observación que has extraído de la primera fase, tienes que encontrar el porqué y repetir el mismo proceso hasta cinco veces. Te ayudará a ir a la raíz de la cuestión.
  3. Ideación. En este paso se produce la generación y definición de ideas para aprovechar las oportunidades que se han detectado. Generalmente, se hace mediante sesiones de lluvia de ideas, pero no descartes combinar distintos métodos. Prueba a hacer un Journey map, para identificar oportunidades a lo largo de toda la experiencia del cliente, o un ejercicio de Mash up (o mezclador de ideas) para conseguir inspiración de marcas y organizaciones de otros sectores.
  4. Experimentación. ¡Manos a la obra! Llega el momento de materializar las ideas en formas de prototipos con los que experimentar y conseguir feedback. Puedes empezar imaginando la experiencia de usuario con una sesión de Role play, antes de dárselo a probar a los usuarios finales.
  5. Evolución. Finalmente, hay que registrar los aprendizajes conseguidos en la fase de experimentación y mejorar lo que se ha producido. Crea una hoja de ruta que incluya una línea de tiempo y qué se considera éxito en las diferentes etapas de la implementación.
Audiencia

¿Por qué es importante hoy?

Ayer, hoy y mañana. Design Thinking es un método atemporal porque se basa en la realidad universal de cómo somos las personas y cuáles son las claves que nos ayudan a la hora de emprender un proyecto.

No obstante, resulta de especial importancia en estos tiempos de incertidumbre y cambio, en los que las innovaciones se suceden a un ritmo vertiginoso y hay que saber adaptarse al mercado y a la sociedad para seguir siendo relevantes.

Porque por mucho que avancemos hacia un mundo más robotizado y complementado por inteligencia artificial, la creatividad y la innovación es algo que no se podrá automatizar. O en todo caso, seguirá siendo el ser humano el que tendrá que diseñar y programar la tecnología para crear soluciones. Y para eso se necesita un método y unos principios.

Y tú, ¿cuál es tu método de trabajo? ¿Necesitas ayuda para tu proyecto creativo? ¿Quieres saber cómo puedes servir a tus clientes mejor? ¡No dudes en consultarnos!